Cuando alguien te dice que quiere que le hagas unas fotos de su embarazo, para mí es todo un privilegio.
De repente entras en su mundo particular y sientes su ilusión como tuya propia.
Y darle continuidad a la sesión con las fotos del recién nacido, toma sentido a la hora de contar esta historia tan bonita.
La idea era hacer tomas del bebé dormido, pero Julen no estaba por la labor. Quería saber qué ocurría alrededor.
Y la verdad es que tampoco me importó demasiado.
Los niños son imprevisibles, y esa naturalidad es la que da credibilidad a las historias que me gusta contar.
Conocer a la familia de Irune ha sido todo un placer y un gustazo poder trabajar con todos ellos. Mila esker, benetan!